jueves, 24 de noviembre de 2011

¿ES NECESARIA UNA REVOLUCIÓN CULTURAL?

PRÓXIMO FORO
Sábado, 3 de diciembre de 2011, a las 11:00 horas

¿ES NECESARIA UNA REVOLUCIÓN CULTURAL?

LUGAR DE REUNIÓN
Libro Técnico,
C/ Alfonso XI, nº15 – Algeciras




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Hegemonía cultural y comunicación en el imaginario social contemporáneo. 
por Dênis de Moraes

1. Los límites del imaginario social
El imaginario social está compuesto por un conjunto de relaciones imagéticas que actúan como memoria afectivo-social de una cultura, un substrato ideológico mantenido por la comunidad. Se trata de una producción colectiva, ya que es el depositario de la memoria que la familia y los grupos recogen de sus contactos con el cotidiano. En esa dimensión, identificamos las diferentes percepciones de los actores en relación a sí mismos y de unos en relación a los otros, o sea, como ellos se visualizan como partes de una colectividad. (...)


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Entrevista a Noam Chomsk: "Estados Unidos necesita una revolución cultural"

Noam Chomsky es un hombre tocado por una curiosidad inagotable. Debería añadirse que es un intelectual comprometido. Esto parece obvio pero no lo es. A diferencia de muchos otros intelectuales, no solo es capaz de denunciar injusticias, absurdos y atrocidades perpetradas en nombre del interés nacional de Estados Unidos o los principios del mundo libre, como la democracia y el mercado, sino también de trabar largos diálogos con quienes difieren de algunas de sus posturas políticas, sin que esto menoscabe el tejido de la conversación, sino todo lo contrario. Más que sus ideas radicales, que de cuando en cuando revuelven la bilis de la opinión pública conservadora, lo que llama la atención de Chomsky es su capacidad casi sobrehumana de perseguir el entendimiento racional de casi cualquier problema embebiéndose en galaxias y universos de información en los que cualquier otro se ahogaría sin el menor chance de supervivencia. Por ejemplo, cuando se discute con él sobre un tema dado –sea América Latina, Irán, China o Estados Unidos– remite a su interlocutor a periódicos del día en México, Londres, Teherán, Islamabad, y a las más recientes revistas académicas superespecializadas, comentarios políticos o encuestas de opinión locales. Asimismo se muestra ávido de recibir cualquier artículo o libro que a vuelta de correo criticará con una inteligencia sensible, sin pasar por alto sus virtudes, flaquezas o contradicciones. Su conversación siempre zigzaguea y se abre en muchos meandros de erudición simultánea, pero cuando parece que ya se ha ido muy lejos, regresa al punto de origen atando todos los cabos sueltos y capturando, con admirable claridad, el espíritu de una verdad oculta o difícilmente comprendida. Cuando esto sucede, hay que pedirle que, por favor, sea breve. Él responde con cierta picardía que cuando sus nietos le preguntan cualquier cosa ponen una cláusula: “Por favor, danos solo a una conferencia de cinco minutos”. Pero, hay que anotarlo, pocas veces lo logra. (...)


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Nacionalismo y cultura:

LIBRO PRIMERO
CAPÍTULO DÉCIMO SEGUNDO
LA DEMOCRACIA Y EL ESTADO NACIONAL

SUMARIO
La relación entre sociedad y Estado.- Pueblo y nación.- El Estado como organismo político e iglesia.- La ciudadanía es una confesión político-religiosa.- La democracia como iniciadora de la moderna conciencia nacional.- Lassalle, sobre democracia y nación.- Nación y nacionalidad.- Eco de la revolución francesa en Alemania.- Condiciones sociales.- La dominación extranjera.- Derrumbamiento de Prusia.- El desarrollo del movimiento nacional.- Arndt y Ficbte. Scharnhorst y Gneisenau.- Las aspiraciones del barón von Stein.- Cábalas del junkerismo prusiano.- Promesas principescas.- El sueño de unidad alemana y los príncipes alemanes.- Traicionados y vendidos.- El juicio de Goethe sobre las llamadas guerras de la independencia (...)


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LA NACIÓN COMO COMUNIDAD MORAL DE HÁBITOS Y DE INTERESES:

LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO PRIMERO
LA NACIÓN COMO COMUNIDAD MORAL DE HÁBITOS Y DE INTERESES

SUMARIO
El concepto de nación a través del tiempo.- La nación, como comunidad de origen.- La nación, comunidad de intereses.- División de la nación en castas, estamentos y clases.- Exigencias nacionales e intereses de clase.- El ejemplo del conflicto del Ruhr.- La polltica nacional de Poincaré.- Negociaciones de la industria pesada alemana con el enemigo hereditario, contra el proletariado alemán.- La comunidad étnica en acción.- Los pensionistas de la República alemana.- La nación, comunidad de intereses espirituales.- Luchas de religión y de partido.- Contradicciones.- La nación, comunidad de usos y costumbres.- Ciudad y campo.- Pobres y ricos.- La tradición nacional.- La pertenencia a la nación, consecuencia de aspiraciones políticas de dominio.- América del Norte y América del Sur.- Nación y sociedad. (...)


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Historia Siglo XXI. La Revolución Cultural en China. 
Muerte, terror y persecución en el país del dragón

La campaña de purificación comunista emprendida por Mao Tse Tung a mediados de los años sesenta desembocó en uno de los episodios más dramáticos de la historia de China.
La Gran Revolución Cultural Proletaria fue una campaña de agitación y experimentación social que, entre 1966 y 1976, aproximadamente, desató un movimiento social que buscaba la purificación de la ideología comunista en la República Popular China ante el peligro de que se desviara por caminos contrarrevolucionarios.

El impulsor de esta campaña fue Mao Zedong y su camarilla de afines, que la dirigieron contra los enemigos de la revolución comunista en general, y contra miembros revisionistas del partido en particular. La limpieza ideológica fue llevada a cabo por los Guardias Rojos, grupos de jóvenes que seguían ciegamente las tesis de Mao en persecución de cualquier signo de desviación del camino marcado por el lider comunista. (...)


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Qué fue realmente la Revolución cultural china? 
por César Vidal

Durante los años sesenta, la Revolución cultural china se convirtió en un auténtico faro de esperanza para millones. Su irradiación no se limitaba a los pueblos del Tercer mundo sino que incluía a los intelectuales de Occidente que, en no pocos casos, la consideraron un innegable punto de referencia. Desde su perspectiva, el curioso fenómeno no era sino la realización de la revolución en profundidad, el final del blando revisionismo ideológico e incluso la consumación de las esperanzas del mayo del 68. Sin embargo, despejados los humos triunfalistas de la propaganda, hoy sigue existiendo una pregunta que exige respuesta imperativa: ¿Qué fue realmente la revolución cultural china? (...)


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RESUMEN


Debate organizado por Foro Identidad y celebrado el 3 diciembre de 2011.
Asistentes: Carlos P, De Lorenzo, JDia, Mago M., Pablo de La Línea, TRIV.
Duración: 11:10-13:00 horas.
Autor de esta síntesis: De Lorenzo

JDia introduce el tema de debate de hoy advirtiendo de que lo va a hacer insistiendo en las cuestiones metodológicas. TRIV se muestra alborozado tras esta inesperada noticia, pues él siempre reclama una mayor atención a la metodología en todo lo que concierne a nuestras sesiones. Y así, dice JDia: “al abordar un problema lo primero que tenemos que hacer es interrogarnos acerca de si existe o no. ¿Existen las revoluciones culturales? Si existen, ¿qué son? Si no existen, ¿qué hay realmente tras el fenómeno ilusorio? ¿Qué persiguen? ¿Cómo se realizan las revoluciones culturales? ¿Existen implicadas una masa y una élite? ¿Afectan a lo esencial del ser humano, o sólo a la superficie y el ser humano no se libera? ¿Es posible y necesaria, en España y en el mundo, una revolución cultural? Si es que son posibles, ¿qué deberíamos hacer nosotros por lograrla?” A ninguno de los presentes les queda duda alguna: JDia es un excelente interrogador. Hace las preguntas adecuadas, labor esencial a todo intento de filosofía valiosa. JDia pasa revista, a continuación, a los textos para el debate, publicados en la página web.

De Lorenzo, tras felicitar a JDia por su introducción, propone un marco general de análisis. Considera importante, cuando tratamos de revolución cultural, delimitar bien los distintos ámbitos culturales y sus correspondientes metamorfosis. Habla de la importante revolución cultural que supone el paso del Paleolítico al Neolítico. Ya dentro del Neolítico, y centrándose en nuestro entorno europeo, distingue bien dos prolongadas etapas: paganismo indoeuropeo primero, seguido de judeocristianismo, etapa en que, según él, nos encontramos, bajo las formas culturales de marxismo y liberalismo. Considera, por fin, que la forma marxista se ha intensificado a partir del trabajo académico y propagandístico de la Escuela de Frankfort y de la revolución cultural conocida como contracultura, actualización de los postulados de esta escuela a un nivel de masa.

Ahora interviene TRIV, con un buen humor desacostumbrado en él. Cree fundamental, al hablar de revolución cultural, hacer referencia a la superación del estado tribal. La revolución cultural supone la ruptura de un paradigma de estabilidad, poniendo como ejemplo de ello a la revolución copernicana. También menciona a la Revolución francesa como cambio de paradigma. Afirma contundente que cultura es estabilidad y revolución cultural es inestabilidad, por lo que la sociedad está en estado constante de equilibrio inestable. Pero introduce, no sin bastante sagacidad, una distinción: en muchas revoluciones culturales de carácter social, determinadas por la burguesía, el individuo es introducido de nuevo en la dinámica de la que la revolución se jactaba de liberarle; las revoluciones técnicas, en cambio, permanecen.

Haciendo uso, aparentemente, de esta distinción establecida por TRIV entre revoluciones culturales sociales y técnicas, JDia se pregunta: “¿hasta qué punto es posible que una revolución cultural vaya más allá de las constricciones mentales preexistentes, algo no conseguido por ninguna de las habidas hasta ahora?” De Lorenzo le responde con rapidez, afirmando que no cabe esperar de un revolución cultural mucho más de lo que han conseguido las que hasta ahora ha habido. Da una razón: una revolución cultural, si quiere imponerse, debe actuar de modo masivo y el nivel de conciencia de las masas es deplorable, dice.

Pablo de La Línea, francamente reflexivo, lanza una pregunta a los presentes: “¿cómo encaja el existencialismo y Sartre en todo este fenómeno de la revolución cultural?” JDia, sin miedo alguno, responde que el existencialismo es humanismo y que profundiza en las cosas previamente existentes. Añade la reflexión de que le resulta incomprensible la defensa sartriana del marxismo y del comunismo, cuando estas dos ideologías son, en el fondo, contrapuestas al existencialismo.

En un tono algo críptico, TRIV afirma que la última revolución cultural está aún por descubrir. Añade, desvelando su pequeño enigma, que la distinción entre lo objetivo y lo subjetivo es la revolución cultural más importante. JDia dice a continuación que cree que no se le ha dado a Pablo de la Línea una respuesta pragmática a su pregunta. Pablo de la Línea, en su línea habitual, relativiza la importancia del intelecto a la hora de interpretar las cosas. El tono del debate se hace cordialísimo. Vemos que no es precisamente la monotonía lo que caracteriza a las sesiones de esta asociación cultural. Unas veces el tono es bronco, cargado de irascibilidad, y otras tienen como características la cordialidad, el buen humor o la risa.

JDia afirma que el intelecto es un instrumento del sujeto y coincide con Pablo de la Línea en que existe un riesgo de que este instrumento devore la subjetividad humana. Tras hacer una interesante disertación acerca de la distinción que la religión indoaria establece entre espíritu, alma y cuerpo, aclara que la auténtica revolución cultural es la que tiene lugar en el espíritu y que, por tanto, mientras no se llegue a este tipo de revolución cultural, ésta no será verdaderamente efectiva.

TRIV, al hilo de este asunto, dice que la subjetividad trata constantemente de alcanzar para el hombre un estado distinto de aquel en el que está. Pero añade que las grandes utopías no han creado nada, y que también está en el núcleo de la naturaleza humana perseguirlas, algo que sólo genera angustia. JDia señala que esta angustia tiene su origen en el hecho de que el hombre trata de acceder intelectualmente a lo incognoscible. De Lorenzo, por su parte, considera pertinente introducir aquí la distinción schopenhaueriana entre lo puramente intelectual y aquella facultad que permite acceder a la realidad existente más allá del espacio, del tiempo y de la causa y el efecto, realidad que, en términos schopenhaurianos está constituida por la representación. Añade que los indoarios expresan algo parecido al hablar del velo de Maya para referirse a estos elementos que ocultan la realidad. Y ahora, De Lorenzo, inflexiona y con audacia denuncia dos revoluciones culturales que están, según él, directamente relacionadas. Una es una revolución cultural que interviene en el alma y que se manifiesta como arte moderno, revolución influida, dice, por el nihilismo y últimamente también por la contracultura, execrable fenómeno, tributario de la escuela de Frankfurt y del marxismo en general. Otra es una revolución cultural de los cuerpos, el invierno demográfico que azota a Europa.

Pablo de la Línea, de nuevo reflexivo, se pregunta por la razón del miedo existente a estar sin hacer nada, acerca de por qué se da esa incomodidad a estar sin hacer nada. Añade a esto la manifestación de su rechazo al intento de competir, y su preferencia por utilizar el intelecto para algo mejor.

JDia, el hombre que abrió el debate, ahora lo cierra. Señala que han surgido ideas muy interesantes en esta sesión, y se lamenta de que no ha habido tiempo suficiente de tratarlas todas. Pero aprovecha este cierre de sesión para cuestionar la anterior afirmación de TRIV en el sentido de que las revoluciones técnicas permanecen, pero las sociales no. Se pregunta entonces si las técnicas realmente generan liberación. O la ciencia, que parece abrir una puerta y encontrarse a continuación con diez puertas nuevas sin abrir. Advierte JDia de que puede ser calificado como pesimista por esto que dice, pero añade que está dispuesto a asumir el riesgo.■


Frases célebres:
- TRIV: La revolución cultural supone la ruptura de un paradigma de estabilidad.
- JDia: ¿Hasta qué punto es posible que una revolución cultural vaya más allá de las constricciones mentales preexistentes, algo no conseguido por ninguna de las habidas hasta ahora?
- De Lorenzo: El nivel de conciencia de las masas es deplorable.