domingo, 31 de enero de 2010

EVOLUCIÓN BIOLÓGICA Y REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA EN RELACIÓN A LA EVOLUCIÓN Y LA SITUACIÓN ÉTICA Y MORAL (II)

PRÓXIMO FORO
Sábado, 6 de febrero de 2010, a las 11:00 horas

 EVOLUCIÓN BIOLÓGICA Y REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
EN RELACIÓN A LA EVOLUCIÓN Y LA SITUACIÓN ÉTICA Y MORAL (II)
«POLÉMICA SOCIOBIOLOGICISTA»



LUGAR DE REUNIÓN
Libro Técnico,
C/ Alfonso XI, nº15 Algeciras

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TEXTOS: 

«Bueno y malvado», «bueno y malo»
por daorino

Posiblemente sea la Genealogía de la Moral el libro más destacado de Nietzsche por la repercusión en su época y en todas las personas que lo leen aún -poseedoras de la cualidad filosófica de “sorprenderse”- , además de por ofrecer una nueva “mirada moral” que desmonta la judeocristiana. En realidad lo que Nietzsche reclama no es una moral en sí si la contrastamos con la moral de las acciones, sino que es una moral relacionada con el ser del hombre noble y aristocrático; es decir, no se juzga a la acción, sino al propio hombre. Así, mientras que los judeocristianos veneran las acciones piadosas y de naturaleza abnegada y masoquista (no sufriente en cuanto que en la vida se sufre, sino que hablamos de dolor autoinfligido) «por doquier» para engrandecer a Dios (una «moral de esclavos»), el «hombre aristocrático» puede tener igualmente una acción a priori (que es lo mismo que decir “en apariencia”) piadosa y abnegada, aunque sea en realidad por exceso de fuerza, por un buen sentido de justicia o simplemente por veracidad y por un respeto a sí mismo (es, en todo caso, un nuevo tipo de piedad, nada judeocristiana: no es por engrandecerse, es por generosidad). Así pues, transcribo (cortar y pegar) estas palabras de la WEB:

«Pero Nietzsche, sin embargo, utiliza el término “piedad”, en el sentido de veneración y respeto, como un afecto positivo que se experimenta ante lo sagrado, ante lo insondable de la existencia, ante la grandeza de la naturaleza humana. Es en este sentido como el noble siente respeto de sí mismo, siente por sí mismo, pero no puede sentir por los demás».

Así que podemos describir dos tipos de moral: una aristocrática y de señores, otra esclava. La primera de ellas es aquella dicotomía entre «bueno y malo» (gut und schlecht), la otra entre «bueno y malvado» (Gut und Böse).

(...)

http://www.mundodaorino.es/2009/08/ciclo-genealogia-de-la-moral-parte-iiv.html

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EDWARD O. WILSON: SOBRE ÉTICA
Un fragmento del cap. 27 de SOCIOBIOLOGÍA; LA NUEVA SÍNTESIS (p. 580-581)
Científicos y humanistas deberían considerar conjuntamente la posibilidad de que ha llegado el momento de retirar temporalmente la ética de las manos de los filósofos y biologizarla. Hasta el presente, el tema está formado por diversos conceptos extrañamente disjuntos. El primero es el intuicionismo ético que cree que la mente tiene un conocimiento directo de lo auténticamente correcto y falso, que puede formalizase por lógica y traducirse en reglas de acción social. El precepto–guía más puro del pensamiento occidental secular ha sido la teoría del contrato social, formulada por Locke, Rousseau y Kant. En nuestros tiempos el precepto ha sido vuelto a tejer según un sólido sistema filosófico por John Rawls (1971). Su imperativo es que la justicia no debería integrarse meramente en un sistema de gobierno, sino que debería ser el objeto del contrato original. Los principios denominados por Rawls ‘justicia como rectitud’ [nota: es más habitual hablar de ‘justicia como equidad’ R.A.], son aquellos que elegirían las personas libres y racionales si estuvieran iniciando una asociación a partir de una posición de igual ventaja y desearan definir las reglas fundamentales de la asociación. Al juzgar la aptitud de las leyes y comportamientos subsecuentes sería preciso poner a prueba su conformidad con la incontrovertible posición de partida. (...)

http://www.alcoberro.info/planes/wilson13.htm

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Sociobiología evolutiva: La socialización ¿proyecto inútil?
Localización: Estudios de psicología, ISSN 0210-9395, Nº 10, 1982 , pags. 104-111


Resumen:
Una de las principales motivaciones del psicólogo reside en su confianza en la perfeccionalidad humana, en la posibilidad de cambio y mejora. La Sociobiología, ciencia interesada en el estudio de las bases biológicas de la conducta social tanto animal como humana, cuestiona esa posibilidad de cambio y justifica un interesado inmovilismo social, según sostiene el autor. En el presente artículo se esboza la elaboración teórica sobre la naturaleza humana desde la perspectiva de la Sociobiología, basada en la concepción del organismo -animal y humano- como un sistema que tiene el DNA para fabricar más DNA, según expresión de Edward Wilson. El artículo recoge las críticas que ha recibido la Sociobiología y especula con las consecuencias sociales de asumir sus postulados sobre la naturaleza humana. La Sociobiología ha hecho una identificación del animal con el hombre que merece ser matizada: se debe recordar la naturaleza social y cultural, a la vez que la biológica, del comportamiento humano. Y esto exige superar el determinismo genético. (...)


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CRÍTICA: LIBROS - Ciencia Javier Sampedro 
La ciencia biológica al descubierto

Aunque fuese mucha la variedad científica que albergó, la ciencia del siglo XX -ese siglo de la ciencia al que se refiere el título del libro objeto de la presente reseña- giró sobre todo en torno a dos pivotes: la física y la biología. Uno de éstos, el de la biología, es el que Javier Sampedro ha elegido para su nuevo libro. No es la suya, desde luego, una exposición que trate, o se esfuerce, por seguir los gustos y usos de presentaciones más sensibles a la "trama histórica"; más bien, lo que Sampedro busca es ir a lo más esencial, a aquellos hechos y leyes científicas en los que la ciencia actual cree ver la arquitectura y dinámica de la naturaleza.
(...)


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RESUMEN

Comienza la sesión con una breve introducción en la que se destaca que la ética puede estar determinada en cierto modo por la genética, metiéndonos así de lleno en la Sociobiología y su polémica. Seguidamente se hace mención al resumen de la tertulia anterior en lo referido al derecho de los animales. Se sostiene que es obvio que los animales no pueden tener derechos pero que la mera regulación, aunque sea de la explotación animal, ya es reconocer unos derechos, sentenciado que «los derechos a los animales son una evolución humana en el terreno ético y moral»; a lo que se responde que se confunden los derechos, que es una concepción humana, con la explotación animal, que no es un derecho para los animales, sino un derecho que se da el hombre para una mayor eficiencia de la explotación de recursos animales. Se concluye diciendo que por definición un animal no puede tener derechos, pues es una concepción humana. Un tercer contertulio añade: « si los animales pudieran reír como nosotros y pudieran tener cierta conciencia como nosotros, los animales se reirían de nosotros porque ellos no necesitan el derecho, ellos tienen un “derecho natural”. No necesitan ningún derecho y si hoy lo tienen es porque los humanos hacen una extensión de nuestro derecho a los animales y queremos poner orden, en consecuencia, en el reino animal. Queremos extrapolar nuestro derecho al de los animales. El derecho que le demos a los animales es nuestro derecho: nosotros somos un fin pero los animales un medio. Si un animal tiene derechos como nosotros por qué les ponemos cadenas (es paradójico) si suponemos que tienen más dignidad, mejores instintos…» Ante esto, surge una reacción por parte de otro de los habidos: «¿Pero qué son los derechos naturales? ¿Existe el derecho natural? ¿Lo natural y el derecho no chocan?». «Derecho natural es el derecho que tenemos todos a preservar la vida», le responde, siendo rebatido inmediatamente después por el interpelado: «eso es un derecho como ser político, pero en realidad no tenemos derecho natural, en la naturaleza no existe “derecho a” sino “capacidad de”. No hay una ley natural que proteja un entorno natural, sino una ley política, es decir, una ley humana». El rebatido se defiende exponiendo que de nuevo volvemos al antropocentrismo, argumentando que valoramos a los animales bajo nuestra concepción humana. «Seguimos hablando de los animales como seres no inteligentes, etc. Eso es un error, no se deben comparar con nosotros. Si analizamos a los animales, a las plantas, etc. y les aplicamos nuestros conceptos sociopolíticos no solucionamos nada», concluye. Y de nuevo es rebatido pues este contertulio detecta una gran incongruencia: «si queremos darles nuestros derechos, si ampliamos nuestro derecho para ellos, ¿por qué no observarles bajo nuestra concepción si el derecho es una concepción humana?»

A continuación, derivado de lo anterior, se habla sobre que el derecho es un acto de amor, una ética, piedad… para añadir: «y la naturaleza carece de eso, ésta es amoral, el bien y el mal están excluidos». «¿Pretendemos moralizar a la naturaleza?», pregunta. «En Grecia, en Roma, el Olimpo… ellos tenían dioses que representaban la naturaleza sin necesidad de moralizarla ni regularla con el derecho. ¿No es Zeus el rayo?, ¿ni Poseidón el mar? El Olimpo es la más grande expresión de la naturaleza creada por el hombre, ¡osado el hombre que quiera poner leyes a sus dioses!». Posteriormente, otro contertulio añade: «en la naturaleza se dan relaciones complejas y diversas que mantienen un equilibrio: no se puede decir que los animales simbióticos son buenos y los depredadores malos. La naturaleza está por encima del bien y del mal. El derecho surge del animal político que es el hombre. Ante un león no tengo el derecho a que no me coma sino la capacidad de defenderme, ¿cómo le explico a un león el derecho que tengo de preservar mi vida?».

Seguidamente uno de los presentes reflexiona sobre que no podemos excluir el antropocentrismo porque de ahí nace toda la razón. Aún no podemos excluirlo, no podemos hacer como cuando la teoría heliocéntrica desplazó la teoría de Tolomeo. Esta reflexión surge porque se insiste por parte de otro contertulio en que solamente el hombre es propietario de la razón. Posteriormente se dice que cuando nos referimos a la naturaleza hablamos solamente de la Tierra, a lo que se responde que no taxativamente argumentando que naturaleza es toda la materia y todo lo que ésta ha dado de sí. Un tercero añade: «¿no es el antropocentrismo proveniente de los no antropocentristas precisamente, que os creéis salvadores del mundo con el derecho, la moral y demás sandeces?» Se reacciona con risas por parte de todos sin excepción.

Llegados a este punto el debate cambia de tercio. Uno de los contertulios plantea un ejemplo concreto que podría encauzar el debate: «algo que ha supuesto una revolución tecnológica ha sido el anticonceptivo, lo cual ha significado igualmente una revolución ética y moral y que ha servido como útil para intervenir en el desarrollo biológico». Otro le responde que lo que acaba de decir no centra el debate, sino que incluso lo aleja más. Este mismo señala que controles de natalidad ya se han dado antes en la historia, pero el que plantea la cuestión le responde «que no en la medida en que se está dando ahora». Aún así, se centre el debate o no se prosigue con la línea propuesta por el primero. Otro participante afirma que la propaganda de los anticonceptivos es una apuesta feminista, ideología ésta que considera dominante, para añadir: «ha provocado un comportamiento que resta a los individuos eficacia biológica, que define como la capacidad de un genotipo determinado (un individuo) para dejar descendientes en la siguiente generación en relación con la capacidad de otros genotipos de hacerlo. Los anticonceptivos actúan como instrumento de selección natural ante esa característica contraria a la eficacia biológica (feminismo): se reproducirán y sobrevivirán los no inoculados por esa ideología. ¿Biológicamente hay algo que determine que algunos se unan al feminismo o no? ¿Tiene algo que ver la biología con el comportamiento?» Ante esto, otro añade: «hay una confusión al hablar entre lo biológico y lo cultural. Los anticonceptivos forman parte de los mecanismos de control de natalidad, obviamente. Se utilizan para protegernos de nuestra explosión demográfica». Por todo lo anterior otro de los contertulios entienden que se van a dar nuevos problemas en la sociedad y que no existe una ética que los regule, lo expone así: «¿quién va y cómo va a escribirse la ética y la moral ante las nuevas problemáticas que se nos avecinan derivadas de las nuevas tecnologías para que sigamos evolucionando en cánones humanos?» Otro tertuliano añade: «los grupos que han descubierto y que utilizan esa píldora no se están reproduciendo. Hay un grupo humano, el europeo, que se está suicidando. Los que han conseguido un mayor desarrollo van a desaparecer». Un tercero dice que obviamente la ética y la moral la escribirán ahora y las futuras generaciones, aunque otro de los habidos es mucho más completo en su respuesta a pesar de iniciar su discurso divagando: «el descubrimiento del fuego y de la rueda: parecen una anécdota pero supusieron una revolución tecnológica. Sería muy interesante poder tocar la morfogénesis de todo nuestro comportamiento. ¿Quién va a dictar la ética o las normas…? Hay dos ejes en el comportamiento humano y animal que son dos zonas, la de placer y la de castigo. La píldora supone en la mujer esa tendencia al placer, de paliar todo sufrimiento que supone el parto, etc. Supone la tendencia que tiene la mujer de liberarse, cosa que sí puede hacer ahora. Esa conducta de placer o sufrimiento es la que va a determinar nuestra existencia biológica». Pero ante esto, la única mujer presente en el debate señala que no hay mayor placer en el mundo que ser madre, que no hay nada mejor que la maternidad y que, como dijo Pepe Triviño en su frase célebre de la tertulia anterior, existe un "desquicie mental" al no querer parir porque las mujeres quieren imitar a los hombres, quieren hacer lo mismo que los hombres cuando las mujeres no pueden ser iguales que los hombres. Sentencia diciendo que «esta autodestrucción no es normal». A continuación, otro participante señala lo maravilloso del discurso femenino anterior y el deseo de que esta idea acerca de la maternidad, expresada por una mujer bien constituida, se extienda entre los europeos.

Posteriormente se comenta que cuando los prejuicios no nos permiten ver la realidad hay que apartarlos, afirmando que obviamente la supernatalidad es nociva para el planeta. «¿Pero quiénes se reproducen?», pregunta otro contertulio, «¡los europeos y eurodescendientes no!», se responde a sí mismo y a todos los demás. «No es tan sólo cuestión de inteligencia; el espíritu fáustico, es decir, esa capacidad de ir hacia delante, ese ansia de conocimiento, de poder… la voluntad fuerte es predominante en el hombre europeo y se está perdiendo en el mundo, el feminismo nos está llevando a la ruina biológica, el feminismo, esa consecuencia del marxismo cultural», sentencia, dando las pistas para lo que será el próximo debate.■


FRASES CÉLEBRES:

«No hay que dudar de que la madre que me parió es mi madre» (Pepe Triviño)
Contexto de la frase: En un punto del debate el contertulio citado como autor de la frase sostenía que no podemos dudar siempre de todo, que necesitamos una certeza, a pesar de que descubrimos la naturaleza a través de nuestro lenguaje, que es inexacto. El precedente a esto fue la afirmación de otro tertuliano que sostenía la necesidad de dudar de todo.

«Yo no sirvo para domar y así me va» (Pepi)
Contexto de la frase: Dicha afirmación surge a raíz de una discusión que confrontaba los conceptos domar y educar.