martes, 28 de abril de 2009

La apología de Sócrates y el sentido de la política en la actualidad

ASOCIACIÓN FORO IDENTIDAD

PRÓXIMO FORO
Sábado, 2 de Mayo de 2009 a las 11:00 horas

La Apología de Sócrates y el sentido de la política en la actualidad
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LUGAR DE REUNIÓN
Blas Infante 4, Edificio Rafael Pérez de Vargas
(antiguo Asilo)Salón de actos


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TEXTOS

PLATÓN APOLOGÍA DE SÓCRATES
Buenos Aires - 2004

PRIMERA PARTE
Introducción

¡Ciudadanos atenienses! Ignoro qué impresión habrán despertado en vosotros las palabras de mis acusadores. Han hablado de forma tan seductora que, al escucharlas, casi han conseguido deslumbrarme a mí mismo.
Cualidades de orador
Sin embargo, quiero demostraros que no han dicho ninguna cosa que se ajuste a la realidad. Aunque de todas las falsedades que han urdido, hay una que me deja lleno de asombro: la que dice que tenéis que precaveros de mí y no dejaros embaucar, porque soy una persona muy hábil en el arte de hablar.
Y ni siquiera la vergüenza les ha hecho enrojecer ante la sospecha de que les voy a desenmascarar con hechos y no con unas simples palabras. A no ser que ellos consideren orador habilidoso al que sólo dice y se apoya en la verdad. Si es eso lo que quieren decir, gustosamente he de reconocer que soy orador, pero jamás en el sentido y en la manera usual entre ellos. Aunque vuelvo a insistir en que poco, por no decir nada, han dicho que sea verdad.
Y, ¡por Zeus!, que no les seguiré el juego compitiendo con frases redondeadas ni con bellos discursos bien estructurados, como es propio de los de su calaña, sino que voy a limitarme a decir llanamente lo primero que se me ocurra, sin rebuscar mis palabras, como si de una improvisación se tratara, porque estoy tan seguro de la verdad de lo que digo, que tengo bastante con decir lo justo, de la manera que sea. Por eso, que nadie de los aquí presentes espere de mí, hoy, otra cosa. Porque, además, a la edad que tengo sería ridículo que pretendiera presentarme ante vosotros con rebuscados parlamentos, propios más bien de los jovenzuelos con ilusas aspiraciones de medrar.


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El tradicionalismo político de Sócrates

Ángel Montenegro Duque

Entre las semblanzas de Sócrates que definen su carácter e ideología tiene indudablemente atractivo la faceta política de sus actividades, máxime cuando el retrato del modelo socrático se haga señalando su contraposición a las corrientes sofísticas que tendían a dar fin a unas concepciones que su racionalismo encontraba envejecidas.

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57 Atenea 491
I Sem. 2005

REFLEXIONES SOBRE EL
TRASFONDO POLÍTICO EN EL
JUICIO CONTRA SÓCRATES

Juan Pablo Ramis*

RESUMEN

El artículo, escrito desde la perspectiva de la historia de las ideas políticas, analiza la hipótesis de un trasfondo político en el juicio por impiedad efectuado contra Sócrates en 399 a. C.
Para acceder a este objeto de estudio se cotejan las principales fuentes que abordan el tema y aquellas que contribuyen a contextualizarlo. Dada la ausencia de testimonios que descubran la voz de los querellantes, se procura reconstruir los argumentos esgrimidos por los mismos durante el proceso. Previamente, se realiza una breve alusión al denominado “problema socrático” y se intenta un acercamiento a la actitud política de Sócrates.

Palabras claves: Sócrates, juicio, trasfondo político.

*Magister en Historia de las Ideas Políticas. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina). E-mail: ramis@logos.uncu.edu.ar

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La defensa de Sócrates
Autor: Burdon


LA ACUSACIÓN Y LA DEFENSA DE SÓCRATES:

Una acusación de tipo fundamentalmente religioso (las denuncias de tipo político estaban vedadas por la amnistía) podía ser eficaz para desembarazarse de Sócrates: el hombre que hablaba de una divinidad, un “daimon” que le acompañaba y cuya voz le había apartado desde su infancia de todo lo que podía ser su mal. Era un introductor de dioses nuevos, de dioses extraños a la ciudad; el maestro del “conócete a ti mismo”, el que instauraba una educación de tipo critico, cuyo carácter antitradicional nos pone tan de manifiesto Platón, era un corruptor de la juventud.
La altanería moral de aquel hombre, su hombría y su actitud filosófica ante la muerte, amen de aquella encantadora ironía que le permitía una vez más burlarse agudamente de sus detractores, fueron el factor coadyuvante de su condena.

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RESUMEN DEL DEBATE

Comienza el debate con una llamada de atención acerca de la dificultad de extrapolar las enseñanzas de una obra del pasado al tiempo presente. Esto nos lleva, se dice, a la imperiosa necesidad de una hermenéutica, entendida como un instrumento detectivesco que permita semejante extrapolación.
Otro problema general, con respecto a las obras y a los autores antiguos, viene dado por el intento de atraer hacia las propias posiciones políticas a estas figuras y a estas obras importantes del pasado, con el objeto, entre otros, de que aporten prestigio.
Tras estas precisiones iniciales, se pasa a analizar las acusaciones lanzadas contra Sócrates. Una es la de asebeia o impiedad hacia los dioses de Atenas. La otra, la de corrupción de los jóvenes. Tras estas dos acusaciones genéricas parece que hay un rechazo, por parte de los acusadores, de otras actitudes o circunstancias de Sócrates, como la oposición, por parte de este último, a los sorteos para escoger a ciertos responsables políticos, dado que considera que, al igual que otras áreas, también la política ha de estar al cargo de especialistas. Asimismo el hecho de que algunos discípulos de Sócrates, en su acción política, habían sido nefastos para la polis ateniense. El caso más destacado era el de Alcibíades.
Frente a esto, un participante en el debate quiere hacer contrastar las posiciones dialógicas y las monológicas. Frente al monólogo, característico de una dictadura, Sócrates, partiendo de la ignorancia, buscaba la verdad mediante el diálogo. Abundando en la idea, se quiere hacer notar aquí la diferencia entre Sócrates y los sofistas, que se identifica en la utilización de la demagogia por parte de estos últimos, con la intención, no de alcanzar la verdad, como Sócrates, se dice, sino de imponer las razones e ideas propias como sea. Esta preferencia por el diálogo sería el medio formal que continuaría su discípulo Platón en sus obras.
Pero, indagando en el asunto, otro participante llama la atención sobre el hecho de que los sofistas pudieron jugar un importante papel en la Grecia de su tiempo como democratizadores del saber. Además, se nos dice, dieron sentido al concepto de ciudadano de la Hélade, y no sólo de una ciudad-estado determinada. Los argumentos negativos sobre los sofistas han sido conocidos a partir, sobre todo, de las críticas de Platón y Aristóteles, que organizaron, hay que tenerlo en cuenta, escuelas aristocráticas, a las que asistían jóvenes con posibles. Los sofistas, en cambio, aunque cobraban tenían en cuenta la situación económica del discípulo. El contexto histórico en el que se comprende la aparición de la figura del sofista, se nos explica, es el del paso en Grecia de un régimen aristocrático a uno democrático. Semejante transición abre la puerta a la participación política a un numeroso grupo de jóvenes con mucho talento pero con no tanto dinero. Por fin, la necesidad social de conocimiento hizo surgir a los sofistas. Ante esto, otro interviniente hace valer aquí una especie de “teoría de la conspiración” adaptada a la época, por la cual los aristócratas de entonces habrían propiciado la aparición de escuelas sofistas para que “algo cambiara y se conservara todo tal cual”, es decir, para seguir conservando ellos el poder mediante el control de los políticos que apareciesen. Un tercero pone de manifiesto lo inverosímil de tal teoría de la conspiración, dada la época y la reducida complejidad social de la polis griega frente al mundo actual.
Pero, a pesar de todo esto, otro participante más insiste a continuación en que sofista es, sencillamente, aquel que defiende la verdad aparente. A esto hace acompañar la idea de que muy pocas personas están dispuestas a ser íntegras