Textos para el debate:
El Principito. Lo esencial es invisible a los ojos. [X] Relación de dominio.
Manuel Ballester
Martín Buber (1878-1965). Filosofía y Educación
Jorge Eduardo Noro.Instituto Superior 127 (San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires)
Transculturación, identidad y alteridad en novelas de la inmigración árabe hacia Chile
María Olga Samamé B. (Universidad de Chile)
Compilador: Manuel Gómez de Barreda Pantojo.
En todos los pueblos y culturas existen arraigados una serie de odios y miedos ancestrales contra otros grupos humanos extranjeros. Si pensamos en qué pueblos han cometido crímenes y genocidios, casi prácticamente todos los pueblos están manchados.
Según opiniones... la integración de una persona de otra cultura es más fácil en Occidente que en Oriente, porque supuestamente somos más tolerantes y hay más pluralidad aquí.
La inmigración es un fenómeno donde lo económico es lo importante, y va a ser lo que nos dará las mejores claves para analizarlo, tanto en los lugares de origen como de recepción.
La inmigración se ve hoy día como un fenómeno emergente, y está en boca de todo el mundo como generador de problemas, pero en realidad se ha construido una ficción, en el sentido de que no es algo nuevo, es algo que siempre ha estado ahí. Ahora hemos creado un término para atacar un fenómeno porque en torno a él se empiezan a generar problemas y principalmente en relación a otros problemas como el terrorismo. Pero no es nuevo y no siempre ha causado problemas, por lo que hay que plantearse si no pueden existir otras causas añadidas a la actual problemática. Evidentemente el terrorismo no tiene por qué ir necesariamente asociado a la inmigración, ni la delincuencia, ni la xenofobia; depende de muchos factores.
Cuando se acusa a los inmigrantes de no querer o ser incapaces de integrarse hay que comprender que la cultura propia es el medio donde uno se desarrolla y se encuentra arropado. Resulta una situación muy difícil verse en un medio desconocido y con unos códigos que te son ajenos; a nadie le gusta perder su contexto. Ante todo, como personas, tenemos que mostrar comprensión hacía los que sufren esta situación.
Surgen voces contra la falta de integración de los emigrantes pobres de determinados orígenes, pero nadie habla contra el millón de alemanes e ingleses pudientes que hay en la Costa del Sol, o en otros lugares de España, normalmente muy poco integrados en la vida española.
El problema cultural de la xenofobia contra los inmigrantes puede enfocarse como un problema de lucha de clases. Los inmigrantes representan la clase más baja de la sociedad, y ello implica todos los recelos de las otras clases que quieren mantener sus privilegios económicos.
El terrorismo islámico se asocia a la inmigración con demasiada facilidad, pero Al Qaeda no sólo comete atentados en las ciudades de Occidente, sino que pone bombas y actúa todos los días en los propios países musulmanes. Es un fenómeno global, no asociado exclusivamente a los inmigrantes en Europa.
Las primeras consecuencias de la inmigración descontrolada en el país receptor pueden ser:
- Bajada de los salarios en general (Esta tesis la postuló el mismo Marx)
- Freno de la mecanización y el desarrollo tecnológico, ya que habiendo mano de obra barata, no hace falta mejorar la tecnología
- Fragmentación racial y étnica de la sociedad.
- Otros perjuicios para las clases trabajadoras del país: rompehuelgas.
Los medios de comunicación se encargan de despolitizar y quitarle fuelle a las rebeliones populares como la de El Egido que están motivadas por la inmigración. Así nunca podemos llegar a saber el verdadero problema que causa la inmigración.
La tolerancia con los tolerantes. No se puede tender la mano a los intolerantes que vengan entre los inmigrantes, como son los radicales islámicos.
Las sociedades occidentales son tremendamente prácticas. Por tanto algún beneficio tendrán que estar sacando de la inmigración. No se puede creer que simplemente los inmigrantes por propia iniciativa nos estén invadiendo.
La gente critica la inmigración pero no se habla de los problemas interiores, causados por nuestro sistema o nuestra propia población. Cargamos las tintas sobre la inmigración.
Queremos los efectos beneficiosos de la inmigración pero no los negativos. Necesitamos su fuerza de trabajo y la usamos, pero luego no queremos proporcionar otros servicios a los que trabajan para nosotros, ni queremos tolerar su identidad cultural.
Cuando no organizamos bien las cosas, la inmigración descontrolada lleva a la marginación. Esta a veces es la parte fea; al final nos empeñamos en ver sólo la fealdad, pero no cometamos el error de identificar todo el proceso solamente con las cosas negativas que se producen.
Debemos entender la inmigración como un fenómeno de mezcla positiva, que beneficia a la humanidad, porque en vez de separar puede unir, porque contribuye al contacto, la mezcla, la suavización entre culturas. Gracias a que hay emigrantes musulmanes en Europa el Islam radical se va suavizando.
Incluso la construcción que los medios de comunicación hacen de la inmigración es injusta. Cuando se muestra, se muestra con compasión. La compasión es lo positivo de nosotros y no lo positivo de los inmigrantes. Y al contrario cuando los inmigrantes caen en al delincuencia o en la marginalidad se muestra la maldad de los inmigrantes y no la maldad del sistema que los margina, o sea, no nuestra maldad.
En el fondo, cuando se ataca irreflexivamente a las otras culturas, lo que aflora es una inseguridad en la identidad propia, que se siente amenazada.
Vamos a poner un ejemplo literario, que puede venir al caso. Un escritor de literatura fantástica famoso, Tolkien, se dedicó a crear civilizaciones imaginarias, un mundo donde convivían muchas culturas. Y según el mismo declaró, llegó un momento en que esos mundos no tenían sentido si no creaba contrastes culturales, y para ello se vio en la necesidad de crear culturas o pueblos que eran inferiores, que eran el necesario contraste para civilizaciones consideradas más perfectas. Seres más primitivos, feos, mezquinos, malvados...cómo carne de cañón, para los pueblos buenos y superiores. Los inmigrantes, en cierta manera, hacen esa función necesaria en nuestra imaginación para vernos a nosotros en peldaños superiores.
El problema no son los inmigrantes, sino la marginación. Y esa marginación la causa nuestra sociedad que ha montado todo el tinglado. Somos una sociedad hipócrita que les echa la culpa de todo a otros. La mayoría de los problemas ya estaban aquí. Y cuando ocurre algo negativo se termina echando la culpa a los emigrantes. El verdadero problema es nuestro ya que:
- Nuestra sociedad está basada en explotación salvaje de los trabajadores (y a quien mejor se puede explotar es a los inmigrantes).
- Hay un envejecimiento de nuestras ciudades, y los inmigrantes ocupan esos barrios marginales donde ya nadie quiere vivir, para luego echarles a ellos las culpas de la suciedad y la decrepitud.
- Nuestra población envejece, y necesitamos gente joven que ocupe su lugar. Es una sociedad desequilibrada, estancada.
- La pérdida de valores, de horizontes en general, el consumismo salvaje... nos hace vivir en una sociedad deshumanizada donde ocurren todos los problemas de los que queremos culpar a los inmigrantes.
La representación que nos hacemos de los inmigrantes consiste en ser nuestro alter ego negativo...Vemos en ellos todo lo que nuestra cultura desprecia o menosprecia. Y muchas de estas cosas son por tanto ficciones.
Tenemos el caso extremo de El Egido, donde campan la marginación, la explotación salvaje, la contaminación etc.; todo lo cual es nuestro reflejo, no le podemos echar la culpa a los inmigrantes de todo, de algo que hemos montado nosotros. Han sido españoles quienes han montado todo el tinglado y quienes se benefician.
- No hemos previsto la falta de vivienda, ni los servicios que requieren los trabajadores.
- Nos limitamos a una explotación salvaje de un recurso. A la explotación de la mano de obra, que trabaja en condiciones infrahumanas, envenenándose con productos químicos, sin viviendas etc.
- Se da un incumplimiento de normas, de derechos de los trabajadores, salarios miserables etc.
Andalucía es tercermundista y está llena de problemas, y sin embargo nos sentimos orgullosos porque somos mejores que los “moros”. Pero hay que tener en cuenta por ejemplo que actualmente hay más de tres millones de andaluces y sus descendientes fuera de Andalucía, que son muchos más que inmigrantes hay en España. Y luego sin embargo rechazamos la inmigración y a los emigrantes que viven aquí. Esto es algo muy injusto.
Según opiniones... la integración de una persona de otra cultura es más fácil en Occidente que en Oriente, porque supuestamente somos más tolerantes y hay más pluralidad aquí.
La inmigración es un fenómeno donde lo económico es lo importante, y va a ser lo que nos dará las mejores claves para analizarlo, tanto en los lugares de origen como de recepción.
La inmigración se ve hoy día como un fenómeno emergente, y está en boca de todo el mundo como generador de problemas, pero en realidad se ha construido una ficción, en el sentido de que no es algo nuevo, es algo que siempre ha estado ahí. Ahora hemos creado un término para atacar un fenómeno porque en torno a él se empiezan a generar problemas y principalmente en relación a otros problemas como el terrorismo. Pero no es nuevo y no siempre ha causado problemas, por lo que hay que plantearse si no pueden existir otras causas añadidas a la actual problemática. Evidentemente el terrorismo no tiene por qué ir necesariamente asociado a la inmigración, ni la delincuencia, ni la xenofobia; depende de muchos factores.
Cuando se acusa a los inmigrantes de no querer o ser incapaces de integrarse hay que comprender que la cultura propia es el medio donde uno se desarrolla y se encuentra arropado. Resulta una situación muy difícil verse en un medio desconocido y con unos códigos que te son ajenos; a nadie le gusta perder su contexto. Ante todo, como personas, tenemos que mostrar comprensión hacía los que sufren esta situación.
Surgen voces contra la falta de integración de los emigrantes pobres de determinados orígenes, pero nadie habla contra el millón de alemanes e ingleses pudientes que hay en la Costa del Sol, o en otros lugares de España, normalmente muy poco integrados en la vida española.
El problema cultural de la xenofobia contra los inmigrantes puede enfocarse como un problema de lucha de clases. Los inmigrantes representan la clase más baja de la sociedad, y ello implica todos los recelos de las otras clases que quieren mantener sus privilegios económicos.
El terrorismo islámico se asocia a la inmigración con demasiada facilidad, pero Al Qaeda no sólo comete atentados en las ciudades de Occidente, sino que pone bombas y actúa todos los días en los propios países musulmanes. Es un fenómeno global, no asociado exclusivamente a los inmigrantes en Europa.
Las primeras consecuencias de la inmigración descontrolada en el país receptor pueden ser:
- Bajada de los salarios en general (Esta tesis la postuló el mismo Marx)
- Freno de la mecanización y el desarrollo tecnológico, ya que habiendo mano de obra barata, no hace falta mejorar la tecnología
- Fragmentación racial y étnica de la sociedad.
- Otros perjuicios para las clases trabajadoras del país: rompehuelgas.
Los medios de comunicación se encargan de despolitizar y quitarle fuelle a las rebeliones populares como la de El Egido que están motivadas por la inmigración. Así nunca podemos llegar a saber el verdadero problema que causa la inmigración.
La tolerancia con los tolerantes. No se puede tender la mano a los intolerantes que vengan entre los inmigrantes, como son los radicales islámicos.
Las sociedades occidentales son tremendamente prácticas. Por tanto algún beneficio tendrán que estar sacando de la inmigración. No se puede creer que simplemente los inmigrantes por propia iniciativa nos estén invadiendo.
La gente critica la inmigración pero no se habla de los problemas interiores, causados por nuestro sistema o nuestra propia población. Cargamos las tintas sobre la inmigración.
Queremos los efectos beneficiosos de la inmigración pero no los negativos. Necesitamos su fuerza de trabajo y la usamos, pero luego no queremos proporcionar otros servicios a los que trabajan para nosotros, ni queremos tolerar su identidad cultural.
Cuando no organizamos bien las cosas, la inmigración descontrolada lleva a la marginación. Esta a veces es la parte fea; al final nos empeñamos en ver sólo la fealdad, pero no cometamos el error de identificar todo el proceso solamente con las cosas negativas que se producen.
Debemos entender la inmigración como un fenómeno de mezcla positiva, que beneficia a la humanidad, porque en vez de separar puede unir, porque contribuye al contacto, la mezcla, la suavización entre culturas. Gracias a que hay emigrantes musulmanes en Europa el Islam radical se va suavizando.
Incluso la construcción que los medios de comunicación hacen de la inmigración es injusta. Cuando se muestra, se muestra con compasión. La compasión es lo positivo de nosotros y no lo positivo de los inmigrantes. Y al contrario cuando los inmigrantes caen en al delincuencia o en la marginalidad se muestra la maldad de los inmigrantes y no la maldad del sistema que los margina, o sea, no nuestra maldad.
En el fondo, cuando se ataca irreflexivamente a las otras culturas, lo que aflora es una inseguridad en la identidad propia, que se siente amenazada.
Vamos a poner un ejemplo literario, que puede venir al caso. Un escritor de literatura fantástica famoso, Tolkien, se dedicó a crear civilizaciones imaginarias, un mundo donde convivían muchas culturas. Y según el mismo declaró, llegó un momento en que esos mundos no tenían sentido si no creaba contrastes culturales, y para ello se vio en la necesidad de crear culturas o pueblos que eran inferiores, que eran el necesario contraste para civilizaciones consideradas más perfectas. Seres más primitivos, feos, mezquinos, malvados...cómo carne de cañón, para los pueblos buenos y superiores. Los inmigrantes, en cierta manera, hacen esa función necesaria en nuestra imaginación para vernos a nosotros en peldaños superiores.
El problema no son los inmigrantes, sino la marginación. Y esa marginación la causa nuestra sociedad que ha montado todo el tinglado. Somos una sociedad hipócrita que les echa la culpa de todo a otros. La mayoría de los problemas ya estaban aquí. Y cuando ocurre algo negativo se termina echando la culpa a los emigrantes. El verdadero problema es nuestro ya que:
- Nuestra sociedad está basada en explotación salvaje de los trabajadores (y a quien mejor se puede explotar es a los inmigrantes).
- Hay un envejecimiento de nuestras ciudades, y los inmigrantes ocupan esos barrios marginales donde ya nadie quiere vivir, para luego echarles a ellos las culpas de la suciedad y la decrepitud.
- Nuestra población envejece, y necesitamos gente joven que ocupe su lugar. Es una sociedad desequilibrada, estancada.
- La pérdida de valores, de horizontes en general, el consumismo salvaje... nos hace vivir en una sociedad deshumanizada donde ocurren todos los problemas de los que queremos culpar a los inmigrantes.
La representación que nos hacemos de los inmigrantes consiste en ser nuestro alter ego negativo...Vemos en ellos todo lo que nuestra cultura desprecia o menosprecia. Y muchas de estas cosas son por tanto ficciones.
Tenemos el caso extremo de El Egido, donde campan la marginación, la explotación salvaje, la contaminación etc.; todo lo cual es nuestro reflejo, no le podemos echar la culpa a los inmigrantes de todo, de algo que hemos montado nosotros. Han sido españoles quienes han montado todo el tinglado y quienes se benefician.
- No hemos previsto la falta de vivienda, ni los servicios que requieren los trabajadores.
- Nos limitamos a una explotación salvaje de un recurso. A la explotación de la mano de obra, que trabaja en condiciones infrahumanas, envenenándose con productos químicos, sin viviendas etc.
- Se da un incumplimiento de normas, de derechos de los trabajadores, salarios miserables etc.
Andalucía es tercermundista y está llena de problemas, y sin embargo nos sentimos orgullosos porque somos mejores que los “moros”. Pero hay que tener en cuenta por ejemplo que actualmente hay más de tres millones de andaluces y sus descendientes fuera de Andalucía, que son muchos más que inmigrantes hay en España. Y luego sin embargo rechazamos la inmigración y a los emigrantes que viven aquí. Esto es algo muy injusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario