Foro celebrado el 10/junio/2004.
SÍNTESIS DE LA TERTULIA: Juan José Del valle Cama.
Atraemos lo que tememos. La gente de éxito atrae el éxito, los fatalistas el fracaso.
¿Hay algo de fuera que te condiciona? ¿Proyectas lo que tienes dentro? ¿Proyectamos nuestros prejuicios?
Analizamos a los otros a partir de nuestros prejuicios. Es necesario comprendernos para comprender a los demás. Nos proyectamos a nosotros mismos y esto imposibilita el comprender a los otros.
¿Hay que poner límites al relativismo cultural?
1º) Sí, hay que corregir los errores de los otros.
2º) No, no estamos autorizados para imponer nuestros criterios éticos desde la hipocresía occidental.
Temor es también responsabilidad, por tanto, temer no es malo puede servir para reservarnos y respetarnos. Un exceso de optimismo puede traer inconsistencia.
La mente atrae la vida.
El mundo es como lo interpretamos.
Esto se puede deber a una actuación errónea de la mente que crea ficciones y nos oculta la verdad, que es única. La relatividad de los hechos se debe a intereses y falacias que nos llevan a huir de la realidad, que nos ocultan esa verdad que es siempre de una única forma.
No obstante se defiende la relatividad de la intencionalidad la cual no puede ser nunca única. La intencionalidad no debe hacernos perder la objetividad pues hay que ceñirse a la verdad. Hay que ser objetivos siempre que se pueda y hay que procurar poderlo ser siempre. La objetividad es sinónimo de neutralidad y hay que ser desapasionado para poder ser objetivo pues la objetividad es información palpable y segura.
Es difícil ponerse de acuerdo sobre la objetividad. En ciencia puede ser más fácil pero en lo social es mucho más difícil y en lo personal, en lo que atañe a la opinión, es prácticamente imposible.
El cuerpo se rompe por donde está más débil y en ello la mente colabora.
Nos alegramos del mal del otro: por vanidad, egoísmo, porque nos creemos mejores, porque entendemos que es un castigo. Pero esto lo podemos corregir estando tranquilos, siendo objetivos, sacando de nosotros aquello que nos predispone negativamente hacia los demás.
Ser objetivos es muy difícil en casi todas las cosas, por tanto, sólo se puede ser subjetivo.
Pensar es relacionar todo con todo. Con las actitudes negativas no se puede ser objetivo. Por tanto cuando no se puede ser objetivos vamos a intentar ser intersubjetivos.
(Aportación personal al margen del debate: ¿puede ser la objetividad el ideal al que tendemos y la subjetividad la realidad en la que estamos?).
Atraemos lo que tememos. La gente de éxito atrae el éxito, los fatalistas el fracaso.
¿Hay algo de fuera que te condiciona? ¿Proyectas lo que tienes dentro? ¿Proyectamos nuestros prejuicios?
Analizamos a los otros a partir de nuestros prejuicios. Es necesario comprendernos para comprender a los demás. Nos proyectamos a nosotros mismos y esto imposibilita el comprender a los otros.
¿Hay que poner límites al relativismo cultural?
1º) Sí, hay que corregir los errores de los otros.
2º) No, no estamos autorizados para imponer nuestros criterios éticos desde la hipocresía occidental.
Temor es también responsabilidad, por tanto, temer no es malo puede servir para reservarnos y respetarnos. Un exceso de optimismo puede traer inconsistencia.
La mente atrae la vida.
El mundo es como lo interpretamos.
Esto se puede deber a una actuación errónea de la mente que crea ficciones y nos oculta la verdad, que es única. La relatividad de los hechos se debe a intereses y falacias que nos llevan a huir de la realidad, que nos ocultan esa verdad que es siempre de una única forma.
No obstante se defiende la relatividad de la intencionalidad la cual no puede ser nunca única. La intencionalidad no debe hacernos perder la objetividad pues hay que ceñirse a la verdad. Hay que ser objetivos siempre que se pueda y hay que procurar poderlo ser siempre. La objetividad es sinónimo de neutralidad y hay que ser desapasionado para poder ser objetivo pues la objetividad es información palpable y segura.
Es difícil ponerse de acuerdo sobre la objetividad. En ciencia puede ser más fácil pero en lo social es mucho más difícil y en lo personal, en lo que atañe a la opinión, es prácticamente imposible.
El cuerpo se rompe por donde está más débil y en ello la mente colabora.
Nos alegramos del mal del otro: por vanidad, egoísmo, porque nos creemos mejores, porque entendemos que es un castigo. Pero esto lo podemos corregir estando tranquilos, siendo objetivos, sacando de nosotros aquello que nos predispone negativamente hacia los demás.
Ser objetivos es muy difícil en casi todas las cosas, por tanto, sólo se puede ser subjetivo.
Pensar es relacionar todo con todo. Con las actitudes negativas no se puede ser objetivo. Por tanto cuando no se puede ser objetivos vamos a intentar ser intersubjetivos.
(Aportación personal al margen del debate: ¿puede ser la objetividad el ideal al que tendemos y la subjetividad la realidad en la que estamos?).
No hay comentarios:
Publicar un comentario