PRÓXIMO FORO
Sábado, 3 de abril de 2010, a las 11:00 horas
¿Está, o no, la sociedad civil en decadencia?
LUGAR DE REUNIÓN
Libro Técnico,
C/ Alfonso XI, nº15 Algeciras
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TEXTOS:
¿Qué es la sociedad civil?
Espacios públicos y ética cívicaGonzalo Gamio Gehri
En la historia de la filosofía política occidental, por “sociedad civil” se ha entendido tres cosas diferentes, que es preciso no confundir (como se ha hecho, por desgracia, muchas veces 2). Inicialmente, societas civilis constituía la expresión latina para traducir koinonía politiké (“comunidad política”), concepto utilizado por Aristóteles y otros pensadores griegos de la vida pública. Con esta expresión se aludía a la entidad política básica, la comunidad de ciudadanos libres que construyen el bien público a través del debate y el compromiso común. Los autores romanos, Hobbes y Kant utilizaban el término como sinónimos de “Estado” y “estado de sociedad”; en el caso del segundo y el tercero – pensadores individualistas al fin – contrastaban la societas civilis con el “estado natural” previo al “contrato” que en el imaginario ilustrado daba origen al orden social. El primero en distinguir filosóficamente entre el Estado y la sociedad civil fue Hegel, filósofo que, tanto en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas como en sus Principios de filosofía del derecho, procuró hacer justicia a la diversidad de vínculos e instituciones en contra del reduccionismo contractualista de sus predecesores. En su concepción de la eticidad moderna, Hegel reconoce con claridad tres instancias éticas de interacción humana: aquella en la que la sangre y el afecto mutuo es el fundamento de los vínculos intersubjetivos (la familia); el ámbito de las relaciones socioeconómicas desarrolladas en el mundo del trabajo y del mercado(la sociedad civil); y los espacios de deliberación y decisión políticas(el Estado). Para Hegel y los hegelianos del siglo XIX – en el pensamiento de Marx, la visión hegeliana de la sociedad civil es aplicada sin mayores cambios – se trata del espacio en el que se plantea el conjunto de conflictos de interés y necesidades, y de los vínculos pre-políticos de solidaridad particular (corporaciones) y pública (policía). El tercer concepto de sociedad civil corresponde a la definición actualmente en uso en la filosofía política contemporánea. Es también el enfoque que goza de consenso al interior de las teorías de la democracia y el que subyace a nuestras polémicas cotidianas en la arena pública. En un sentido poshegeliano – republicano o cívico-humanista, cuyo espíritu podemos encontrar en Tocqueville – se llama “sociedad civil” al conjunto de instituciones cívicas y asociaciones voluntarias que median entre los individuos y el Estado. Se trata de organizaciones que se configuran en torno a prácticas de interacción y debate relacionadas con la participación política ciudadana, la investigación, el trabajo y la fe; constituyen por tanto espacios de actuación claramente diferenciados respecto del aparato estatal y del mercado. Las Universidades, los colegios profesionales, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades religiosas, etc., son instituciones de la sociedad civil. La función de estas instituciones – desde un punto de vista político – consiste en articular corrientes de opinión pública, de actuación y deliberación ciudadana que permitan hacer valer las voces de los ciudadanos ante el Estado en materia de vindicación de derechos y políticas públicas. Ellas buscan configurar espacios públicos de vigilancia contra la concentración ilegal del poder político (y económico). (...)
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Sociedad Civil y Mercado.
El concepto moderno de sociedad civil, elaborado en los inicios del capitalismo en Inglaterra, busca dar cuenta de la vasta trama de asociaciones, instituciones y normas que conforman un tejido sociopolítico previo a la organización estatal. La noción de civil society se refiere a una sociedad civilizada en contraste con un trasfondo de guerras religiosas y un emergente Estado absolutista.
Y en efecto, como expresa Gilberto Rincón Gallardo (1995:65) el mercado capitalista conlleva un impulso civilizatorio en tanto que fomenta un arreglo racional entre intereses contrapuestos e inhibe que pasiones irracionales desaten la guerra. Sin embargo, llama la atención la temprana apreciación de que la integración de la sociedad capitalista se apoya no tanto en las fuerzas del mercado como en las responsabilidades morales, reglas legales y normas culturales. Para los filósofos de la sociedad burguesa, como Adam Smith o Hegel, no cabía duda que el mercado por sí solo no crea ni sustenta un orden social. Pero es menester preguntarnos acerca de la validez de esa civil society en la actualidad. (...)
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RESUMEN:
Tras una brevísima introducción los tertulianos dan su opinión respecto al tema y es patente que mayoritariamente se considera que la sociedad civil está en decadencia. Por ello, se advierte sobre la necesidad de plantearse si realmente es así, pues a veces los juicios a priori son erróneos. Según uno de los presentes la decadencia de Europa viene propiciada por la pérdida del humanismo griego. Posteriormente se habla de la fragmentación de la sociedad, de la pérdida de valores, de la identidad… Pero se advierte de que de alguna forma la decadencia de Occidente deberá compararse con una época anterior, una época más exuberante, es obvio que si entendemos que nuestra sociedad vive en descenso es porque hubo una más exuberante, más viva. A esto le sigue una sentencia que quizá vaya en consonancia con aquella que decía que se ha perdido el humanismo griego, por lo cual resulte de perogrullo: “hoy estamos en decadencia porque está ausente la razón”.
Se comenta que la sociedad civil no puede desaparecer y que el individualismo radical si podría ser una brecha, algo que tenga herida de muerte a la sociedad civil. Aunque otro contertulio remarca que la sociedad está en constante cambio y sea quizá dicho cambio lo que nos dé miedo. Éste contertulio no cree que la sociedad civil esté en decadencia, es más, señala que hoy se están consiguiendo grandes logros y haciendo muchos esfuerzos en lo que él considera empresas que de conseguirse serían un progreso importante y un triunfo de la sociedad civil. Y así, piensa que el hecho de intentar impulsar el cambio es ya un logro de la sociedad civil: universalización de los valores humanos, la democratización mundial, etc.
Respecto a qué es la sociedad civil se entiende como ese grupo de entidades que median entre el ciudadano y el estado, o así es definido por uno de los habidos. A esta definición otro añade que también es el conjunto de las instituciones y asociaciones de cualquier naturaleza que forman una sociedad, es decir, sostiene que una institución forma parte de la sociedad civil al margen de que medie o no entre el ciudadano y el estado. De todas formas, como es señalado en el debate, la primera definición es la más aceptada entre los intelectuales estudiosos de la sociedad civil y la más aceptada, mayoritariamente, por los presentes en el debate.
Se dice por parte de un contertulio: “respecto a la sociedad occidental no pienso que esté en decadencia, sino que está desapareciendo”. Para luego añadir otro: “la sociedad civil no se puede dar sin el derecho. No hay sociedad civil sin leyes, derechos y deberes, con normas, en definitiva. Entonces la sociedad civil se convierte en un estado. Las leyes son las que forman al sujeto civil”. A esta reflexión le sigue una especie de proclama que cree o invita a enfrentarse a las leyes y al gobierno para salir de la decadencia de la sociedad civil y de la civilización occidental; “pero para que exista una respuesta popular la sociedad civil debería tener cierta autonomía que no posee pues ésta vive a expensas del Estado y no al revés”, se comenta, insistiendo en que la sociedad civil no está lo suficientemente madura ni concienciada políticamente para dar un golpe de efecto. “Los jóvenes no están haciendo nada por revelarse”, se dice; aunque no lo parezca dicha afirmación está llena de optimismo, pues ve en los jóvenes la esperanza, el extracto social que sería exclusivamente capaz del mejoramiento de la sociedad. Pero otro contertulio, al considerar lo dicho una burrada, expresa que “se sobrevalora a la juventud y que ésta sólo ha dado lugar al movimiento hippie y al mayo del 68, es decir, a basura. La juventud no ha dado nada por sí misma si no ha sido espoleada por los ideólogos o demagogos que tenían más arriba y que viven resguardados en la retaguardia”. Un tercero añade: “cuando ha habido cambios en la sociedad han sido los jóvenes quienes han estado en la punta de lanza”. Mientras que otro de los habidos intenta relativizar el hecho de ser joven y añade “que una persona con 28 años hace 50 años quizá no era tan joven si se tiene en cuenta que se empezaba a trabajar con 8 años”. Esta discusión acaba con el siguiente pensamiento: “es joven aquel que tiene mayor visión de futuro”.
Se insiste en una definición para la sociedad civil: “es la sociedad en sí misma organizada, lo que media entre el estado y el individuo. Desde que hay normas y hay leyes hay sociedad civil”. Luego se comenta que el estado es todo, de que todos formamos parte del estado. Dicha visión es calificada por otro como totalitaria.
“¿Hacia dónde va la sociedad civil?, ¿hacia donde ella quiere o hacia donde quieren los que mandan?”, son las preguntas que se lanzan al debate. Se insinúa acerca de la existencia de unos grupos (financieros y políticos) que están por encima de la democracia.
Se comenta que hay que defender el individualismo pero también el colectivismo, pero un tertuliano piensa que si hay individualidades nada más no hay sociedad civil, para rematar de la siguiente manera: “puede haber una cosa u otra y si se sintetizan las dos eso tendría otro nombre”. El mismo tertuliano manifiesta que el poder político de los estados está desapareciendo, lo que afecta proporcionalmente a la sociedad. “El individualismo está contribuyendo a la atomización de la sociedad civil. El individualismo, promovido por las ideas liberales hace que la cohesión social se difumine. No hay sentimiento nacional ni religioso común, existe un desarraigamiento identitario. Vivimos en una sociedad de mercado hermanada con el librecambio y la usura y no con los grandes valores. La sociedad se ve más contagiada por la cultura americana que por la suya propia. Es el fin de los pueblos y de las naciones: eso es la mundialización o globalización”, reflexiona. Posteriormente expresa que la sociedad civil no está preparada para la democracia y que el hecho de un voto una persona, a pesar de su proporcionalidad relativa, no es justa, ya que iguala a todos a lo mismo y le resta valor a los hombres. Ante tal reflexión es tachado de elitista, a lo que responde que sí es elitista pero que “al margen de lo que haya podido dar a entender no soy antidemocrático, pero es que es evidente y notorio que la sociedad no está madura para tomar decisiones y que la democracia le queda grande. La democracia implica una formación y un nivel alto, un nivel que ya se encarga el sistema de enseñanza de mantener mediocre”.
Casi concluyendo el debate, se formula: “si percibimos que existe una decadencia de la sociedad civil es evidente que hay un cambio hacia algo mejor o peor. Lo que nos asusta es el cambio, la deriva de nuestra acción. Nos falta un modelo social nuevo. ¿Hacia dónde debe ir la sociedad? Evidentemente no se sabe porque está en construcción. Pero sabiendo lo que no tenemos sabremos lo que nos falta y podremos caminar por ahí. Hay un intento de democratización global y eso es positivo”. Evidentemente, se trata de una formulación universalista, al hilo de la tradición ilustrada y progresista que sorprendentemente no es rebatida, aunque se hacen notorias muecas de disentimiento. A estas alturas el debate lleva más de dos horas y las fuerzas flaquean.
Finalmente, se concluye expresando que existe un proceso de “putificación” de la sociedad en la enseñanza, lo que promueve la decadencia de la sociedad civil. En la actualidad no se enseña ni el valor, ni los méritos, ni se le da importancia a la valía que supone la conquista de una mujer… el amor: la promiscuidad se entiende como un pseudovalor dinamitador de las buenas buenas costumbres (de una ética sana). Se comenta que el sexo es utilizado como medio de control social por parte de la plutocracia, plutocracia que utiliza los medios de seducción necesarios para lucrarse. También se habla de los ingenieros sociales de la escuela de Frankfurt, ideólogos del marxismo cultural, y de la barbarie que supone el convertir el sexo en mercancía, hecho que constata la decadencia de la sociedad actual. Definitivamente, se concluye de la siguiente forma: “vivimos en una pseudodemocracia porque no participamos de la vida democrática. Vivimos una dictadura hipnótica”.■
Frases célebres:
La monarquía española acabará derrocada por la monarquía marroquí. (Daorino).
Contexto: se hablaba de la soñada abdicación del monarca español para dar paso a la tercera república, aunque el autor de la frase célebre, observando el elevado número de inmigrantes marroquíes, comenta jocosamente que antes de abdicar nuestra monarquía sería derrocada por la marroquí.
Explícame qué es un macho (Pepi).
Contexto: un contertulio varón hace referencia a la continua necesidad sexual de todo macho humano. La autora de la frase se pregunta por la naturaleza exacta del macho con la frase en cuestión.
España es como una puta que traga con todo (León Riente).
Contexto: un contertulio opina que en caso de someter la monarquía a referéndum en España, muy probablemente sería rechazada por el pueblo. El autor de la frase célebre sostiene el punto de vista que la frase expresa y añade que el pueblo español es el mismo que ha aceptado y tragado con la desindustrialización de España para adherirse a la Comunidad Económica Europea, con la entrada en la OTAN y con la fracasada constitución europea de 2004.