miércoles, 12 de diciembre de 2007

El III Reich y el esoterismo

ASOCIACIÓN FORO IDENTIDAD

PRÓXIMO FORO


Sábado, 15 de Diciembre de 2007 a las 11 : 40 horas

El III Reich y el esoterismo
Las influencias de las creencias esotéricas
En el régimen naz
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TEXTOS

OCULTISMO E HISTORIA. La conexión nazi con Shamballa y el Tibet
Por Alexander Berzin


Muchos miembros de alta graduación del régimen nazi, incluyendo a Hitler, mantuvieron enrevesadas creencias ocultas. Debido a esas creencias, los alemanes enviaron una expedición oficial al Tibet entre 1938 y 1939 ante la invitación del Gobierno Tibetano a acudir a las celebraciones de Losar (Año Nuevo).

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Adolf Hitler: Templario negro

En cualquier caso, lo escalofriante es que millones y millones de alemanes si creyeron que el Führer era una suerte de enviado. Y era una creencia que se extendía no-solo entre el pueblo, sino igualmente entre los intelectuales y científicos, entre los ministros y correligionarios del partido: lo creyeron incluso, hasta muchos de sus adversarios políticos. En Berlín, una prestigiosa galería de arte exponía un enorme retrato de Hitler totalmente rodeado, como por un halo, de copias de una pintura de Cristo.


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EL ARCHIVO DEL CRIMEN -Las creencias como factor criminógeno-

En un completo dossier del CESID sobre los neonazis españoles, que en el 2000 me facilitaba un ex –agente valenciano, se enumeran numerosas asociaciones y organizaciones skin, notablemente influenciadas por el neo-esoterismo nazi. En ese dossier me sorprendió encontrarme los nombres de algunos conocidos investigadores parahistóricos, que durante años han reivindicado la existencia de la Atlántida en Canarias o la presencia de extraterrestres en el pasado, calificados como “ideólogos nazis” vinculados con alguno de los históricos dirigentes nazis que, tras la guerra, se ocultaron en España de la persecución del Mossad.


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RESUMEN

Se inicia el debate con una controversia sobre la realidad del tema a debatir. Y es que el asunto es muy llamativo, sobre todo por su carácter premoderno. A nadie le sorprende el que los emperadores romanos se rodearan de adivinos y augures, siendo estos personajes elementos eventualmente importantes a la hora de decidir una estrategia militar, por ejemplo. Pero sí puede resultar más sorprendente que el líder civil y militar de una nación como Alemania en pleno siglo XX estuviera imbuido de creencias sobre el mundo que en modo alguno son compatibles con las dominantes, es decir con las surgidas a partir del movimiento de la Ilustración, la Revolución Francesa y el resto de las revoluciones burguesas. Y no solamente el líder.
Es clara la relación histórica entre determinadas sociedades esotéricas (Sociedad Thule, Sociedad Vril) y el origen y desarrollo del nazismo. La propia biografía de Adolf Hitler, y es sabido la importancia de esta personalidad en el auge del movimiento nazi, está plagada de episodios y alusiones a un carácter ciertamente místico. Muchos de sus contemporáneos hicieron referencia a la capacidad de captación de energía de su persona. Por si fuera poco, la educación y formación de Hitler le llevaban por estos derroteros, con unos intereses por la mitología oriental, el hipnotismo, etc. que dan cuenta de este carácter.
Alguna de estas sociedades, la Sociedad Thule en concreto, estuvo detrás de la formación del Deutsche Arbeiter Partei (DAP), Partido Alemán de los Trabajadores, núcleo del posterior NSDAP, el partido nazi. Muchos de los adeptos a estas sociedades conocieron a Hitler, algunos de ellos desempeñaron cargos importantes en el Tercer Reich, como Rudolf Hess, perteneciente a la Sociedad Vril y estudiante de su fundador Karl Haushoffer, el creador del concepto de Lebensraum o espacio vital, imprescindible para entender el origen y evolución de la Segunda Guerra Mundial.
Llegados a este punto tiene lugar entre los debatientes unas discrepancias en relación al alcance real del esoterismo y las sociedades secretas en la guerra. Se llega a la conclusión provisional de que el esoterismo no fue el elemento fundamental en el origen y sobre todo, en el desarrollo de la guerra, sujeta preferentemente a consideraciones de carácter más propiamente militar, pero que sí que estuvo ahí, influyendo en alguna medida. Como en tantas otras cuestiones, la ciencia oficial niega todo esto, pero poco a poco la realidad va abriéndose paso.
Una derivación interesante que toma el debate viene dada por la consideración de las peculiaridades del pueblo alemán. Un pueblo, se comenta, con unas fortísimas tendencias esotéricas y místicas. Un pueblo con un muy arraigado concepto de pueblo, de volk, que lo hace depender de un ius sanguinis (derecho de sangre), frente al ius soli (derecho del suelo) característicamente francés. Un pueblo con una capacidad de organización extraordinaria.